S.B.H.A.C. nº 5

Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores  (transicion.sbhac.net)

Transición sangrienta (1975-1983)

18.1.- ¡AMNISTÍA Y LIBERTAD!

Contra el gobierno Arias

18.1.1

El boquete que produjo la explosión del atentado de Carrero Blanco fue el comienzo del fin de Franquismo y la negación de toda posibilidad a un franquismo sin Franco. Los franquistas carecían de líderes unitarios y creíbles para el pueblo español, que estaba harto de cole, digo de cuarteles, conventos, iglesias y falta de libertades.

18.1.2

El más palmario ejemplo de los que decimos es esta imagen donde Samaranch y Martín Villa, prohombres del franquismo, se pasaron con armas y bagajes al reformismo. Eso sí, el saludo fascista lo hacían requetebién. Cosas veredes Mio Cid. La imagen en Barcelona, finales sesenta, quizá, y Pilar Primo de Rivera apenas tiene fuerzas para levantar el brazo después de tanto como lo había hecho. Samaranch y Martín Villa van sobrados.

18.1.3

El proceso de Burgos en 1970 fue uno de los momentos decisivos del final de franquismo donde quedó patente para todo mundo quienes eran aquellos tipos que treinta y pico años antes habían asaltado el Estado español por la fuerza de las armas. Aquella pantomima jurídica encabezada por militares en el que el presidente llegó a sacar su sable reglamentario para amedrentar a un abogado, dejó en evidencia no sólo al régimen, sino que el presidente de ese gobierno, el almirante Carrero, era el mayor impedimento para una posible salida democrática al fin del franquismo. La cosa no era tan simple como se vio después, pero desde luego Carrero era el puntal  de los franquistas, pues el almirante se gastaba una tolerancia cero con las libertades, y este les encantaba a los franquistas puros y duros. Su asesinato no fue saludado públicamente por nadie, pero si fue celebrado a escondidas por casi todos. Así fueron las cosas pues así las vivimos en la clandestinidad.

18.1.4

No solemos poner imágenes de autoridades del régimen franquista, pero ésta es muy simbólica, pues para los historiadores interesados en el tema, la Transición empieza en este mismo momento, cuando Juan Carlos entierra a Carrero. La Transición no fue como nos la han contado en la tele, ni en la mayoría de los libros. Muchos la vivimos en primera línea de batalla y no fue, como digo, lo que os cuentan. La Transición fue brutal y sangrienta y tuvo dos intentos de golpe de Estado, más uno que quedó en ciernes. La lista de caídos es inmensa y si quiere documentarse al respecto lea al periodista Mariano Sánchez Soler en su reciente libro "(1975-1983) LA TRANSICIÓN SANGRIENTA". A Carrero le sucedió Arias, que no era el candidato de Franco que quería un militar, pero su señora se plantó. Arias y punto.

18.1.5

La noticia más esperada por el rojerío desde 1936. Desde días antes se habían agotado la existencias de champán (entonces decíamos champán, al cava catalán), las botellas estuvieron a punto de echarse a perder por la larga agonía a que sometieron al dictador, pero finalmente millones de tapones saltaron al aire y por primera vez en 40 largísimos años, se jodían los franquistas y se alegraban los rojos en general y la propia población, aunque ésta, más temerosa.

18.1.6

Vino el rey y mientras que si sí que si no, el mismo 23 de noviembre del 75 mientras Imelda Marcos y Pinochet escuchaban misa por su compadre Franco, los estudiantes se fueron a la cárcel de Carabanchel y le echaron dos cojones pidiendo Amnistía y libertad, que era el grito más importante del rojerío desde 1973. Unos estaban dentro y otros estaban fuera.

Y para que vean que no mentimos en lo de los compadres de Franco, vean la impresionante representación internacional que reunió el funeral de Franco:

18.1.6.1.

Imelda Marcos y el odiado Pinochet en el funeral del aún más odiado Franco. Todos por méritos propios.

18.1.7

En 1975 la situación laboral de los trabajadores del mundo del espectáculo, actores incluidos era insostenible, presos de los caprichos de los empresarios, sin unos derechos laborales claros, con sueldos de miseria, excepto para los consagrados. Hartos de todo esto y tras varias reuniones preparatorias (en la imagen) los actores y oficios convocaron huelga en febrero de 1975. Demostraron tenerlos bien puestos, pues la represión fue muy dura, con detenciones, ingresos en prisión y presiones del tipo de acusaciones de pertenecer a ETA y al FRAP, que después de lo que había pasado con Eva Forest y Mariluz Fernández por el atentado de la calle Correo el año anterior, ponía los pelos de punta. La huelga que dejó a cada uno en su sitio, pero que fue apoyada mayoritariamente por el colectivo, tuvo ganancias y pérdidas. Las ganancias fue la conquista de nuevos derechos y la solidaridad mostrada por la profesión, como fue el caso de pagar colectivamente las astronómicas multas que les pusieron a los detenidos (aunque en el rojerío nunca se pagaban estas multas, se cumplía un mes por cada 100.000 pesetas). Y las pérdidas fueron que pese al éxito político que supuso la huelga, el sector era económicamente muy frágil, y las condiciones ganadas por los actores no diferenciaban los empresarios de "Compañía", siempre escasos de fondos, de los empresarios "dueños del local", los que se llevaban los beneficios. A estos últimos no les afectó, pero a los anteriores les supuso entrar en el mundo de la subvención estatal, perdiendo entonces su independencia económica y quedando en cierto modo al capricho del poder de turno.

18.1.8

En Octubre de 1975, EL sultán de Marruecos, Hassan II presionaba desde hacía un año más o menos para evitar que la temida resolución de la Corte Penal Internacional dictaminara lo que finalmente dictaminó el 16 de octubre de 1975, que el territorio no pertenecía ni a Marruecos ni a Mauritania y que era preciso un referéndum sobre la población saharaui. Hassam supo actuar con rapidez, con el apoyo de los USA y ante la gravísima enfermedad de Franco lanzó la Marcha Verde ese mismo día, en el justo momento en que más le podía doler a España. Una puñaladita trapera al estilo real. Para sorpresa de propios y extraños el 9 de noviembre el gobierno español firma un acuerdo con Maruecos y Mauritania donde se reparte la tarta a cambio de unos efímeros, como se demostró posteriormente, derechos de pesca. Empate de canallas. Indignación en el Ejército expedicionario y el pueblo indiferente pues estaba a otra cosa (que la palmara Franco). Que listo Hassan, sobre todo si sabes que te apoyan los USA, que parecían tan amigos nuestros, pero que siempre nos dejan en la estacada, hasta en la chorrada de Perejil. En la imagen, los moros invaden por enésima vez en su historia, territorio que no es suyo. Luego se quejan del colonialismo español.

18.1.9

Cuando coronaron al rey a los tres días de la muerte de Franco. Arias dio un indulto que afectó a cuatro gatos entre los presos políticos, pero sí a mucho comunes. Cómo se puede uno imaginar, la consigna "Amnistía, Libertad" arreció con mucha más fuerza. Finalmente en diciembre de ese año se amplió el indulto y posteriormente vino la amnistía que teóricamente borraba antecedentes. Pero no es verdad, no borraron nada y ahí siguen las fichas y los expedientes en franca contradicción con sus propias leyes, que más de un disgusto le ha costado a algún rojo en las fronteras españolas, incluso entrada la democracia.

En la imagen, Camacho sale de Carabanchel en diciembre de 1975 del brazo de su mujer Josefina, la que le tejía sus famosos jerséis, mientras es abrazado por una familiar o simpatizante.


Curiosa apostilla de Mike Blacksmith:

A propósito de Camacho, al que profeso gran admiración, dos veces me he cruzado con él en mi vida si exceptuamos actos públicos y de masas. La primera en 1965. Era yo un jovencito que estaba terminando el bachillerato y que venía caminando por la carretera de Aragón en Madrid en un día que no recuerdo la fecha y con el honrado motivo de ahorrarme las tres pesetas que costaba el tranvía número 77. La carretera pasaba por la fabrica de Motores Perkins que de habitual era una zona tranquila. Pero aquella tarde había guardias civiles de tricornio, capote verde y mauser, apostados cada 10 metros en todo el perímetro de la fábrica. En la puerta, varios coches de la social pintados de gris y con las puertas abiertas y varios Land Rovers llenos de grises. Un nutrido grupo de currantes forcejeaba con los maderos y se estaban dando gritos y bofetadas mientras varios sociales detenían a Camacho que era líder de la citada fábrica. La cosa se iba poniendo fea, y los grises y los odiados sociales comenzaron a sacudir en serio con todo lo que tenían mientras a los civiles de planton, en posición reglamentaria de descanso no se les movía un músculo de la cara. Yo no era ningún ingenuo y sabía qué estaba pasando, aunque no sabía a quién. Por inconsciencia o por atrevimiento me detuve al lado de un guardia ya de edad, del que recuerdo su cara delgada y metálica y su bigote recortado. ¿Qué pasa?, ¿guardia? le pregunté con mi cara más inocente, refiriéndome naturalmente, pero sin señalarlo, a la detención del líder del Metal. Las cosas sucedieron rápidas, el guardia me miró, me taladró mejor, y con la mano derecha me arreó un bofetón doblado que por ser harto dificultoso dadas nuestras respectivas posiciones no me hizo nada. Se llenó el rostro del guindilla de la más pura ira y sin pensarlo dos veces levanto el mauser en el gesto preciso para darme un culatazo y abrirme el craneo. No obstante, el gundular cruzó su mirada con la mía y no se que rayos vería en mi rostro paralizado por el miedo, que volvió a posar el fusil y sólo dijo con voz gutural: ¡Vete de aquí, muchacho, que te mato! Como así fue. Así que no pude ver más detalles de este hecho, pero sí vi como los obreros se desparramaban por el descampado mientras mentaban a las madres de los polis, que algo tendrían que ver si habían parido hijos tan malos. Digo yo.

La segunda vez que me topé con Camacho, fue en Carabanchel en 1975, donde Marcelino estaba por el proceso 1001. Yo había caído hacía poco por motivos sindicales (me trincaron pegando carteles de Comisiones) pues a la sazón oficiaba de estudiante metido a obrero en el sector de la construcción. En la tercera galería yo no me aposentaba en la comuna que el PCE y otros partidos parejos tenían, sino que me fui a convivir con la izquierda comunista, en aquel tiempo ORT, MCE, LCR, etc... que eran menos serios y combativos pero mucho más divertidos para pasar los días de cárcel. El caso es que el cocinero de nuestra comuna, un trosco amable que ejercía su afición en la celda que servía de cocina-comedor, nos envió a otro recién llegado y a mi a recoger un saco de patatas que la comuna tenía en el almacén general de los presos políticos de la tercera. Allí estábamos en la puerta de la celda que servía de almacén contemplando desolados aquel saco de patatas (arpillera y 50 kilos) que había que trasladar no menos de 50 metros. Mi compañero era un estudiante que tenía las manos finas y los brazos de alambre. No podía contar con el. En eso aparecieron el propio Camacho y el cabo de los políticos, un tipo formidable del que desgraciadamente no recuerdo el nombre. Ambos, trabajadores, nos miraron con cierta sorna, pues para los menestrales de nacimiento, estas actividades pesadas son el pan de cada día. Así que me armé de valor, y agarrando el saco por las orejas lo volteé con fuerza como había visto hacer en Legazpi cuando íbamos los estudiantes a ganar un jornal descargando camiones (entonces se podía y no había ni chapas, ni rumanos, ni mafias, ni malos rollos) y con cierta habilidad me lo cargue a la espalda y a pasitos cortos pero rápidos, como españolito enjuto al límite de sus fuerzas, salí con prisas para nuestra celda-cocina. Acercóse no obstante Marcelino y con admiración me palmeo el hombro diciendo: ¡Chicarrón del Norte!. Quedé quieto un instante mirando su rostro amable y que inspiraba confianza como nadie y solté la típica chorrada vallecana, en el límite de tener que volver a posar el saco. Sí, del Norte de Afríca, dije en un resoplido agónico. Y salí en estampida sin que mi compañero tuviera la más mínima intención de ayudarme. Como 10 metros antes de llegar a la celda, no me quedó más remedio que posar el saco y terminar el camino arrastrándolo, y reconozco que miré para atrás con la esperanza del que el líder del metal no me viera en tan deshonrosa tesitura. Un rato después, recobrado el resuello, recordando la palmada de Camacho, me sentí como si me hubiera tocado el mismo Lenin.

18.1.10

El gran Olof Palme, amigo de España, tristemente asesinado por la internacional del fascismo que también alcanza a Suecia, el gran Olof Palme, insisto, pide dinero para los presos políticos en España unos meses antes de la muerte de Franco.

18.1.11

El rey dio primero un indulto al poco de su toma de posesión, y más adelante, en el verano de 1976,  se coció la amnistía que sacó a la mayoría de los presos antifranquistas a la calle, pero que tenía un calado mayor al amnistiar todos los crímenes de la dictadura. Algunos de los cuales habían sucedido apenas meses atrás. Además, también se amnistiaron los crímenes de la ultraderecha, que en aquella época igualaban a los de ETA. Los guardias de aquellos años, iban con metralleta, y no porque, como el de la imagen, haga un servicio de puerta, no, los de los barrios paseaban con metralleta y con dos cargadores encintados. Tenían mucho miedo. En la imagen Simón Sánchez Montero y Santiago Álvarez, dos pesos pesados del PCE, salen en libertad.

18.1.12

Otra pintada en el metro, en este caso un joven, para pedir a la población que se manifestase el 1 de mayo en Atocha a principios de los setenta. Hasta 1978 no fue legal la manifestación del Primero de Mayo. En el año 75, los socialistas fueron al cementerio civil de Madrid y fueron tratados con brutalidad, detenciones, heridos y multas. Comisiones se manifestó en Atocha, como siempre. En el 76 se volvió a Atocha, Cuatro Caminos y otros lugares según convocatorias. En el 77, UGT y Comisiones convocaron en Vallecas y pese a que los sindicatos habían sido legalizados días antes, la manifestación fue prohibida y la policía recibió la consigna de arrasar. Como así fue

18.1.13

Activistas de la Unión Popular de Mujeres hacen una pintada en el metro de Quintana de Madrid convocando al Primero de mayo en Atocha, como era tradicional. La fecha podría ser de finales del franquismo. El fotógrafo/a desdibujó las caras de las jóvenes como medida de precaución.

18.1.14

Esta magnífica imagen del fotógrafo catalán Manel Armengol y la siguiente, tomadas en una manifestación en Barcelona para pedir amnistía y libertad en 1976, reflejan de todas, todas, la visión militar de los conflictos de orden público que tenía el franquismo y que la monarquía juancarlista heredó en principio. Si nos retrotraemos al inicio de la II República, vemos que la primera preocupación del gobierno provisional de Azaña, concretamente de Maura, es la creación de un cuerpo de policía adaptado al orden público que evite la presencia del Ejército y de la Guardia Civil con armas de guerra en las manifestaciones del pueblo. A ese respecto se creo dentro del Cuerpo de Seguridad, la Guardia de Asalto, que aunque manejaba armas de guerra, ya iba dotado de porras y materiales antidisturbios. La llegada del franquismo, acabó con esta visión, y la fuerza pública pasó de nuevo a manos militares, refundiéndose la Guardia de Asalto y otros cuerpos en la Policía Armada. Los Carabineros se refundieron con la nueva Guardia Civil, todavía más militarizada al asumir el mando personal militar ajeno a la institución. La Policía Armada, "los grises", entraba en acción, todavía en 1976, mandada por militares, con armas de guerra, como vemos en esta imagen, a culatazo limpio, dispuestos descerebrar de un golpe a unos simples ciudadanos que expresaban su derecho y sus deseos de paz, democracia y libertad.

18.1.15

Todavía este año 2012, algunos mandos policiales recién nombrados por el gobierno conservador, confundían a los ciudadanos que se manifestaban, con el enemigo. No, no hemos avanzado mucho en el terreno del orden público. Por lo demás, las dos imágenes de Armengol, espléndidas, donde el fotógrafo se jugó el tipo como el señor de las barbas que cayó al suelo en la imagen de arriba y la señora de las gafas de esta que demuestran mucho valor. Manifestarse durante los años de Arias, donde los manifestantes pasaron de las acciones de comandos (saltos), a manifestarse abiertamente, requirió mucho, como digo, mucho valor, más cuando los mandos policiales seguían siendo los mismos que con Franco. Ello provocó innumerables muertes de manifestantes a lo largo de la transición, en contraste con otros países, como Francia en el 68, con dos muertes, Polonia, en su cambio de régimen, con un muerto, Checoslovaquia y Hungría, ninguno, etc... De todas formas, la monarquía parlamentaria es "estupenda", ahora no te fusilan si eres rojo y no te disparan en las manifestaciones. Un avance.

18.1.16

La oposición democrática al gobierno Arias se había polarizado alrededor de dos focos, uno la Junta Democrática, creado en el verano de 1974, del veterano PCE, ya con el exilio retornando y junto a otros grupos menores, y otro, mas novato, del incipiente partido socialista, y los grupos izquierdistas que no soportaban al PCE por ser escisiones de éste, llamado la Plataforma de Convergencia Democrática. Ambos focos contaban con pequeñas formaciones democráticas de carácter burgués a los que se daba mucha cancha pero que pintaban muy poco. En eso Carrillo siempre fue muy milagrero. A mediados de año, ambas organizaciones terminarían por unirse en lo que se llamó Coordinación Democrática, para el personal, "La Platajunta". Esto no obvia que durante todo el año 1975 y 1976, la Junta primero y luego la Plataforma lanzaran convocatorias nacionales y provinciales de protesta como la del 17 de enero de 1976, una de cuyas manifestaciones, en este caso en Oviedo, congregaron por primera vez a estamentos emergentes de la cultura y de la sociedad civil, que alrededor del PCE y de otros partidos menores salían a la calle abiertamente por primera vez. La constitución de Juntas provinciales fue un éxito estratégico de Carrillo con futuro y calado pues tenía dos grandes virtudes. La primera, atraer a la burguesía protodemocrática a la lucha antifranquista, y la segunda, en este ambiente de unidad y aparente poderío de la oposición, enmascarar la cruda realidad de la debilidad de la oposición de izquierdas. El régimen salido de la muerte de Franco, atrincherado en el "bunker", como se decía entonces, podía enfrentarse al PCE alternando duras medidas policiales con permisividades a medias, pero desde luego no podía enfrentarse a la burguesía, pasada con armas y bagajes a la oposición y menos al franquismo reformista en trance de cambiar de trinchera. A Carrillo se le planteó un grave problema táctico cuando el Partido Socialista organizó sus filas y salió a la palestra con pocos militantes pero una gran capacidad de maniobra en el extranjero, con grandes recursos económicos y con enormes posibilidades de crecimiento. Carrillo tenía que pisar el acelerador para evitar que los socialistas de Felipe ocuparan el lugar que él quería para el PCE y su persona. Y lo hizo. Desde la muerte de Franco hasta marzo de 1976, en que ambas formaciones pactaron la unión, los militantes del PCE realizaron las movilizaciones más intensas que desde la II República se habían conocido en España. Las desfavorables condiciones sociolaborales de los trabajadores ayudaron mucho. El año 1976 y el siguiente fueron decisivos para los trabajadores y sus reivindicaciones y sentaron las bases del bienestar de la clase trabajadora en el inicio de la democracia y siguientes. Fue este el gran éxito del PCE y los sindicatos que lograron las mejores condiciones sociolaborales de la historia de España y que en la actualidad estamos perdiendo. Pero siguiendo el hilo de nuestro relato, tenemos al PCE posicionándose, primero para ser legalizado en igualdad de condiciones que todos los demás, cosa que se veía muy difícil, y en la que cómo sucedió en la realidad, no se esperaba ninguna ayuda del PSOE de Felipe. Esta necesidad de ocupar futuros espacios políticos explica el intento de Carrillo de ningunear a Felipe, pactando con Suarez en el 77. Pero antes tenían  que pasar graves acontecimientos y duras pruebas para los partidos antifranquistas y para todos los trabajadores. En la imagen vemos a Juanín con otros personajes de la transición Asturiana manifestándose abiertamente en enero de 1976. La cosa terminó con carreras y cargas.

18.1.17

En otro orden de cosas, todos recuerdan el recital de Raimon en el pabellón de deportes del Real Madrid el 5 de Febrero de 1976 en el que a la salida nos dieron de palos. Asistió la crem de la crem de los dirigentes de los futuros partidos de la izquierda, aunque algunos, tras hablar con los mandamases alemanes (como siempre), ya tiraban secretamente para la OTAN. El caso es que a Raimon le prohibieron dar más conciertos.

 

18.1.18

1976 empezaba conflictivo, Arias, ante la huelga de los trabajadores de la Compañía Metropolitana de Madrid (Metro), militarizó la empresa, entonces se podía, y puso a los soldados del regimiento de zapadores-ferroviarios a conducir los convoyes. De paso, metió una par de grises. Los soldados llevaban trinchas y el cetme, pero los dejaban en la cabina del conductor.  Esta historia ya había sucedido en el franquismo y veías a los esquiroles con la graduación en la galleta que se colocaban en la chaqueta, sargento, capitán, comandante. De coña. A la huelga del del Metro se le unió las de Renfe, Telefónica, Correos, Standard, Chrysler, etc...


1) Notas extractadas de "La sombra de Franco en la Transición de Alfredo Grimaldos"


El crimen de Elda. 24 de febrero de 1976 ()

El 24 de febrero de 1976, durante una manifestación celebrada en la localidad alicantina de Elda, fallece el trabajador Teófilo del Valle. Es el primer muerto del año y de la recién instaurada Monarquía a manos de las Fuerzas de Orden Público. Cinco días antes, en una multitudinaria asamblea, los trabajadores del calzado han decidido ir a la huelga por su convenio laboral. Reclaman 5.000 pesetas semanales de aumento salarial o 2.500 de incremento lineal para todas las categorías; 40 horas de trabajo en 5 jornadas laborales, 28 días de vacaciones al año y que las empresas se hagan cargo del pago del IRTP.

En el ámbito de la provincia de Alicante hay alrededor de 21.000 asalariados en el sector del calzado, entre los que se encuentra el joven obrero de 20 años Teófilo del Valle. El seguimiento de la huelga va creciendo hasta llegar a paralizar el 90% de las fábricas del ramo.

En su número de marzo de 1976, la Gaceta de Derecho Social publica la siguiente crónica de la muerte de Teófilo: “El día 23 de febrero, lunes, faltaban 24 horas para la tragedia. Cuatro mil personas reunidas en la plaza de Castelar, de Elda, habían decidido, en asamblea, marchar hasta el vecino pueblo de Petrer, donde sólo llegarían después de haber experimentado varias cargas de la policía en coches y con las sirenas al viento, que obligaron a los marchantes a salirse de la carretera, para evitar ser atropellados. Cuando llegaron a Petrer eran siete mil.

Un día después, el 24 de febrero, en la misma plaza de Castelar, se habían reunido 5.000 personas ya a las ocho de la tarde, ante lo que las Fuerzas de Orden Público, para evitar quizá lo ocurrido el día anterior, daban orden de que no se formasen grupos de más de cinco personas y, luego, cargaban repetidamente contra los congregados, empleando todo tipo de material antidisturbios. Era el comienzo. Los manifestantes, dispersados, acosados y perseguidos por todo el pueblo, optarían al fin por replegarse hacia un polígono existente en las afueras de Elda, sin iluminar y lleno de cascotes, por estar aún en construcción. La policía, que había dado orden de cerrar los bares de la localidad, optaría por no entrar en el polígono. Mientras, unas doscientas personas realizaban una asamblea en una iglesia del barrio en construcción, y sería al salir de la misma cuando se encontrarían con varios vehículos de la policía que pasaban frente a ellos. Se lanzan piedras al último coche. Sus ocupantes bajan del mismo y disparan...” Teófilo del Valle cae herido de muerte. El día siguiente, el Gobierno Civil de Alicante emite la siguiente nota: “En las últimas semanas se han venido produciendo en algunas localidades de la provincia, y con diversos motivos, manifestaciones, aparentemente espontáneas, que, en determinados casos, como el de Elda, habían adquirido carácter casi diario y que venían disolviéndose pacíficamente al simple requerimiento de las autoridades locales y de las fuerzas conservadoras del orden público. Sin embargo, en los últimos días se apreciaba no solamente un aumento del número de participantes, sino también la aparición de actitudes de agresividad inesperadas, dado el comportamiento pacífico de los días anteriores. Estas actitudes nuevas se materializaron ampliamente el pasado lunes día 23, cuando ya en actitud airada, ante la Casa Sindical de Petrel, al ser requeridos para disolverse, atacaron con piedras y otros medios, e insultaron a la Fuerza Pública, a la que incluso agredieron y que hubo de cargar repetidamente para dispersarlos”. (*)

(*) “La lucha por la democracia en Alicante”. Enrique Cerdán Tato. Editorial Casa de Campo).

“(...) Según informa a mi autoridad la jefatura de la Policía Armada, cumplida su misión, la Fuerza actuante emprendió, sobre las veintitrés horas y quince minutos, el regreso a esta capital, y que cuando el vehículo que cerraba marcha, de gran cabida de personal, transcurría por la calle de San Roque, para tomar la de Antonio Maura, que enlaza con la carretera general, fue atacado con piedras y otros objetos contundentes por su parte posterior, lo que obligó, dada la violencia del ataque, a que parase para repeler la agresión por los medios disuasorios ordinarios y propios para estos casos; pero que al sonar algunos disparos, hubieron de hacer uso de sus armas, resultando alcanzado unos de los atacantes, que falleció posteriormente, siendo detenidos otros tres e instruyéndose diligencias por la Autoridad judicial competente”. Evidentemente, los manifestantes no realizan ningún disparo y los únicos casquillos que se encuentran en el lugar del crimen son los disparados por la policía.

Fieles a las técnicas de desinformación practicadas a lo largo de su carrera política por el titular del ministerio de la Gobernación, Manuel Fraga Iribarne, los funcionarios del Gobierno Civil de Alicante emprenden una campaña para desprestigiar al trabajador asesinado: “El fallecido es Teófilo del Valle Pérez, nacido el 1 de febrero de 1956, natural de Silleda (Pontevedra), oficinista, residente en Elda desde 1964, y de vida irregular, el cual había sido detenido con otros en junio de 1975, en Madrid, como componentes, al parecer, de una banda de traficantes de droga, habiéndoseles intervenido siete kilos y trescientos cincuenta gramos de hachis que tenían escondidos en un piso franco del barrio de Canillejas”. Por supuesto, esta historia es absolutamente falsa.

Como respuesta al asesinato, se produce una huelga general -no sólo en el sector del calzado- en las comarcas del Vinalopó (Elda, Petrer, Elche...). Más de 20.000 personas se concentran ante la casa de los padres del obrero asesinado y acompañan el féretro hasta el cementerio, donde los restos mortales de Teófilo del Valle son apresuradamente inhumados. Se crea una comisión ciudadana para exigir el esclarecimiento de los hechos, que no consigue ninguna reparación o explicación adicional a las indignas notas oficiales.

18.1.19

En enero de 1976 la empresa vitoriana Forjas Alavesas entraba en Huelga. Tras dos meses de dura lucha, se convocó la tercera huelga general en Vitoria el 3 de marzo de 1976. La mañana ya comenzó con duros enfrentamientos. Pero quedaba la asamblea convocada en la Iglesia de San Francisco. En esta asamblea de trabajadores se pretendía denunciar la situación laboral de las empresas del sector y la represión de la policía. Que a este respecto había recibido ordenes de actuar con toda la dureza del mundo. Sin dilación, la policía ordenó desalojar la iglesia e inmediatamente lanzó gases al interior para obligar al desalojo. La Policía armada se había colocado en formación, cerrando todas las salidas de la plaza. A la caótica salida de los obreros, abrieron fuego automático, produciéndose tres muertos y cerca de 50 heridos de bala. Dos heridos más morirían después. La conmoción fue tremenda en Vitoria y en toda España.


2) Notas extractadas de las comunicaciones de la policía franquista mientras sucedían los hechos:

«V-1 a Charlie. Cerca de la iglesia de San Francisco es donde más grupos se ven.

­Bien, enterados».

«Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos?

­Si hay gente ¡a por ellos!

­¡Vamos a por ellos!»

-«J-1 a Charlie. Charlie, a ver si necesitas ahí a J-2.

­Envíalo para aquí para que cubra la espalda de la iglesia.»

«­J-3 a J-1 Estamos en la iglesia. ¿Entramos o qué hacemos? Cambio».

«...­Entonces lo que te interesa es que los cojan por detrás.

­Exacto».

«­J-1 a J-2 Haga lo que le había dicho.

­Si me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia.

­Charlie a J-1. Oye, no interesa que se vayan de ahí, porque se nos escapan de la iglesia.

­...Mándennos refuerzos, sino, no hacemos nada; sino, nos marchamos de aquí sino, vamos a tener que emplear las armas de fuego.

 ­Vamos a ver, ya envío para allí un Charlie. Entonces el Charlie que está, J-2 y J-3, desalojen la iglesia como sea. Cambio.

­No podemos desalojar, porque entonces, entonces ¡Está repleta de tíos! Repleta de tíos. Entonces por las afueras tenemos Rodeados de personal ¡Vamos a tener que emplear las armas! Cambio.

-Gasead la iglesia. Cambio.

­Interesa que vengan los Charlies, porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas seguro, además ¿eh?.

­Charlie a J-1. ¿Ha llegado ya la orden de desalojo a la iglesia?

­Si, si la tiene J-3 y ya han procedido a desalojar porque tú no estabas allí.

­Muy bien, enterado. Y lástima que no estaba yo allí». «Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones.

­¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros.

­¿Cómo está por ahí el asunto?

­Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo.

­¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio!

­Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia.

­Aquí ha habido una masacre. Cambio.

­De acuerdo, de acuerdo.

­Pero de verdad una masacre».

18.1.20

Pero lo peor de Vitoria no terminó ahí. En los sucesos que siguieron a estos asesinatos la Policía Armada reforzada tras las ordenes recibidas por el Ministro de Gobernación, a la sazón Manuel Fraga, referentes a que la calle era suya. Cosa que en efecto era cruelmente verdad, pues no existían los derechos de asociación reunión, huelga y manifestación. En estos sucesos, digo, la policía volvió a comportarse con una dureza rabiosa fuera de toda imaginación. La población de los barrios obreros se lanzó a la calle y se enfrentó con la policía subiendo la cifra de heridos a 150, muchos de ellos también de bala. Los testigos afirman que la policía tiraba a los testículos. El metal de toda España entró en Huelga General, otros sectores hicieron lo mismo.

18.1.21

Esta imagen circuló mucho entre el rojerío. Alguien en Vitoria escribió JUSTICIA con sangre de un compañero.

18.1.22

Paisaje tras la batalla. Vitoria al día siguiente de los sucesos de la iglesia de San Francisco.

18.1.23

Imagen del multitudinario funeral por los cinco obreros asesinados. Nadie fue encausado jamás por estos crímenes. En 2008, una investigación del gobierno vasco determinó que los culpables habían sido las autoridades del Ministerio de Gobernación en esa fecha, desde el ministro al gobernador, pasando por los mandos de la Policía Armada.

18.1.24

Ya en el entierro, ni siquiera dejaron enterrar en paz a los muertos, como se ve en la imagen, donde las coronas de flores se agostaron por el salvaje humo lacrimógeno. El gobierno y la patronal tras desfogarse a gusto, no tuvieron más remedio que ceder ante las presiones nacionales e internacionales, y sobre todo ante la presión ciudadana de Vitoria, que pese a ser una ciudad tradicionalmente conservadora, se volcó en apoyo de los huelguistas dejando patente al gobierno la censura y el repudio que la actuación de la policía había producido en el ánimo de los ciudadanos. Las autoridades sintieron que la ciudad no se iba a rendir sin luchar para conseguir todas las reivindicaciones por las que los trabajadores del metal de Vitoria habían caído. Y tuvieron miedo y por eso cedieron. Aun vendrían días terribles en el país vasco como los sucesos de Rentería, los sanfermines de Pamplona  y otros similares.

18.1.25

Mural recordatorio aparecido en Vitoria días después de los asesinatos:

  • FRANCISCO AZNAR CLEMENTE
  • PEDRO MARÍA MARTÍN OCIO
  • ROMUALDO BARROSO CHAPARRO
  • JOSE LUIS CASTILLO GARCÍA
  • BIENVENIDO PEREA

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3) Notas extractadas de "La sombra de Franco en la Transición de Alfredo Grimaldos"


Muertes en Tarragona, Basauri y disparos en San Juan de Luz. Marzo de 1976

El 5 de marzo muere en Tarragona Juan Gabriel Rodrigo Knajo, de 19 años. Cae desde una azotea mientras intenta escapar de la policía, durante una manifestación de protesta por los asesinatos de Vitoria.

El 8 de marzo, en Basauri (Vizcaya), muere por disparos de la Guardia Civil Vicente Antonio (o Antón??) Ferrero, obrero de 18 años, durante otra manifestación de protesta por los sucesos de Vitoria.

El 23 de marzo, un comando parapolicial ametralla, en una céntrica calle de San Juan de Luz, al refugiado vasco Tomás Pérez Revilla. Él resulta ileso pero queda gravemente herida su esposa, tras recibir diez impactos de bala.

18.1.26

El fotógrafo Carlos Corcho tuvo la habilidad profesional de captar el preciso instante en que "el hombre de la gabardina" le disparaba a un carlista en los sucesos de Montejurra de 1976. Una imagen excepcional que se describe a sí misma. Estos sucesos, se sabe que fueron preparados por los servicios secretos franquistas que boicoteaban los tímidos intentos aperturistas del primer gobierno de la monarquía y cómo años más tarde coordinaron el golpe del 23F, motivo por el que alguno de sus mandos fueron procesados.

18.1.27

En mayo de 1976, en la tradicional concentración carlista, los partidarios de Carlos Hugo (aperturistas) fueron tiroteados por los partidarios de Sixto de Borbón Parma (franquistas). En la imagen, en Estella, los partidarios de Carlos Hugo, expresan su rabia al conocerse las dos muertes y los varios heridos. Tiempo después supimos que entre los partidarios de Sixto de Borbón, (que por cierto, era hermano de Carlos Hugo), se encontraban miembros italianos de los que había sido (o quizá seguía siendo) la operación Gladio. Esta operación había sido puesta en marcha por las estructuras paralelas de la NATO, creando grupos de futura guerrilla para el caso de que Europa fuera invadida por los rusos. Como se sabe eso nunca ocurrió, pero los grupos creados se reconvirtieron en terrorismo de ultraderecha cuya misión pasó a ser la de impedir la toma del poder en Europa occidental de ningún partido comunista. Especialmente Italia, España, Grecia y Portugal. Las acciones de estos grupos en Italia, fueron terribles, como la matanza de la estación de Bolonia en 1980 con 85 muertos y 200 heridos. Sin olvidarnos del intento golpista de 1970 en Italia con la toma del ministerio del Interior y sus conexiones con militares fascistas. En España, los servicios secretos franquistas tenían un acuerdo tácito para que los miembros de Gladio pudieran circular a su antojo. Pero sus conexiones abarcan toda la gama de sucesos que conmocionaron España. Se sabe que  al menos un miembro de Gladio participó en la preparación de la matanza de abogados laboralistas de Atocha. Un ex agente de la CIA (Philip Agee) afirmó que los Grapos habían sido una creación de los servicios secretos franquistas y de los hombre de Gladio en España. Aún peor fue, que miembros de estas órdenes fascistas participaron en las acciones del Batallón vasco-español, la guerra sucia en Euskadi, y aún más deplorable, en las acciones del GAL en la democracia.

18.1.28

La imagen fue tomada por José Manuel Nebot, el fotógrafo de la transición asturiana. Los ovetenses le dedicaron una calle de Oviedo recientemente en un gesto muy afortunado para honrar a este insigne periodista ya fallecido. Junto con Constantino Suarez, el fotógrafo de la Guerra Civil en Asturias, forma una pareja histórica de fotógrafos comprometidos con el medio que fotografiaban.

Durante todo 1976, las poderosas asociaciones de vecinos de las grandes ciudades habían organizado manifestaciones contra la carestía de la vida. De hecho, una de las primeras manifestaciones consentidas de la Transición la organizaron las asociaciones de Vecinos y transcurrió por la calle Preciados con una afluencia de más de 50.000 personas, que en aquellas fechas era la repanocha. En la imagen, en Mieres, capital de la cuenca minera asturiana, se produjo esta gran manifestación apuntando al desmantelamiento de la industria pública de los sectores primario y secundario y que ya amenazaba con dejar Asturias en pañales como luego sucedió con la Naval, la empresa textil IKE, Ensidesa, etc... Y en la actualidad, ya sin comentarios.

18.1.29

Me parece que esta foto tiene algo que ver con la Junta Democrática, o quizá con la Platajunta, que era la unión de la Junta Democrática (PCE y amiguetes) y la Plataforma de Convergencia Democrática (PSOE y amiguetes). Vemos a Gerardo (en sus buenos tiempos), a Sartorius, Gallego, a Tamames, a Puerta, Curiel y dos caras más, conocidas, que no recuerdo ahora.

18.1.30

Durante todo el tardo franquismo las pintadas de la resistencia antifranquista eran cosa común. Se compraban unos botes esprais para pintura de coches, y listo, ya podía uno expresarse en completa libertad. El problema es que si te cogían, te podía pasar desde una paliza y detención hasta la mera muerte. Así. Con la muerte de Franco, la cosa arreció y era raro ver una pared con transito de viandantes que no tuviera algún eslogan de las decenas de partidos y organizaciones que por entonces existían.

18.1.31

1 de mayo de 1976, Barcelona. La policía Armada dispersa a los manifestantes.

18.1.32

Pintadas a la salida de las fábricas. La gente estaba muy acostumbrada y se les prestaba poca atención, salvo cuando se producían sucesos sangrientos o importantes, que solía ser muy a menudo.

18.1.33

El primer número de El País el 4 de mayo de 1976. Por cierto, en otro ejemplo de transfuguismo, vemos al ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de  Arias, Arielza, que había sido un falangista y combatiente señalado de Franco. Arielza fue el primer alcalde de Bilbao recién entrados los franquistas. El primer bando que dio, aterrorizó a todos los ciudadanos de la ciudad.

18.1.34

El 1 de mayo de 1976, Comisiones convocó como gesto pacificador una concentración obrera en la Casa de Campo, para rememorar las tradicionales meriendas de la clase trabajadora en ese día y en ese lugar durante la monarquía alfonsina. Que si quieres arroz Catalina, los antidisturbios disolvieron a porrazos la concentración. Algunos se manifestaron en Atocha como siempre. A la concentración de la Casa de Campo corresponde esta imagen, en la que entre varias caras conocidas vemos al cura Paco de Comisiones (Francisco García Salve) en el centro y con gafas. García Salve era un duro entre los duros dentro del PCE.

18.1.35

22 de Junio de 1976. Gijón. Al gobierno de Arias le quedan pocos días. Juan Carlos quiere dejar de ser el rey de la monarquía del 18 de julio y está de Arias hasta los cataplines. Mientras en la ciudad asturiana se celebra esta manifestación de la izquierda para reivindicar el Bable. Algunos de los que sostiene la pancarta aun seguían en política hasta hace poco.

4) Notas extractadas de "La sombra de Franco en la Transición de Alfredo Grimaldos"


Muerte en Santurce. 8 de julio de 1976

El 8 de julio, en Santurce, muere María Norma Menchaca Gonzalo, de 44 años. Normi baja de su casa, con varios vecinos más, a celebrar el Día de la Sardina, mientras en otro lugar del pueblo, muy cerca, tiene lugar una manifestación a favor de la amnistía para los presos políticos antifranquistas. Las carreras y las cargas policiales ya están casi finalizando cuando suena un disparo, realizado, según numerosos testigos presenciales, por un elemento parapolicial infiltrado entre los manifestantes. Normi cae herida de muerte. Ese día, los ultraderechistas, vestidos con camisa azul de “arrantzale” y pañuelo al cuello, y protegidos por la policía, hieren también de gravedad a otras dos personas, Sebastián Peña y José Unamuno. “A mi madre la mataron conocidos fascistas de aquí del pueblo, guerrilleros de Cristo Rey que se habían disfrazado de pescadores”, asegura Roberto Fernández Menchaca, hijo de la fallecida, 26 años después del crimen. “A uno de ellos le llamaban “El Chape”, y cuando, al día siguiente del fallecimiento de mi madre, yo fui a hablar con el gobernador civil, él salía de su despacho. Le dije: “Deténgalo, gobernador, que ese es uno de los que mataron a mi madre...” Por poco me detiene a mí”. Las autoridades sacan el cadáver de Norma del hospital, le hacen la autopsia y después lo entierran sin pedir siquiera permiso a los familiares de la fallecida, que, durante mucho tiempo, no pueden saber con seguridad cuál es la tumba en la que deben depositar sus flores. El Juzgado de Instrucción número cinco de Bilbao abre diligencias por la muerte de Norma, pero poco después son sobreseídas, “al no aparecer elementos suficientes para acusar a determinada persona como autor, cómplice o encubridor del delito perseguido”.

En 2002, la Audiencia Nacional reconoce el derecho de María Norma Menchaca a ser considerada, a todos los efectos, víctima del terrorismo. Uno de los pocos casos en los que se ha conseguido esta consideración para una persona asesinada por la extrema derecha franquista durante la Transición. Su familia debe ser indemnizada con casi 140.000 euros.